Si un artista atrevido abriera la caja de Pandora de los músicos, probablemente liberaría uno de los vicios más temidos en la comunidad musical: el plagio. Pero, ¿no es la historia de la música una sucesión de encuentros entre los sonidos de un género y el ritmo de otro? No hay creación musical sin la hibridación de estilos, y el sampling es, en efecto, un método fructífero entre muchos enfoques. No hay que avergonzarse de utilizar un patrón sonoro, conocido o desconocido, en la propia producción. Sin embargo, hay tres condiciones para ello: asumir la plena responsabilidad de utilizar el sample, dominar el marco legal y conseguirlo de la manera correcta.
Comprender el fenómeno
Este miedo a ser acusado de plagio al hacer un sampleo proviene de una simple observación empírica. Principalmente oímos hablar de los samples cuando oponen legalmente a un artista contra otro. Ejemplos famosos son Robin Thicke y Pharrell Williams por Blurred Lines tras un juicio entre ellos y los beneficiarios de Marvin Gaye. O Damso por Amnesia, retirada de Spotify por un sample no declarado de I Heard A Sigh de Cortex.
Pero, ¿qué hay de la mina de inspiración que representa James Brown, sampleado 3.543 veces, una cifra que no deja de aumentar? ¿O la creación de plataformas dedicadas exclusivamente a los enlaces de listados de samples, con más de 594.000 canciones y 198.000 artistas, como whosampled.com? Dos elementos permiten comprender el origen de este desenfoque en torno al lugar del sample en la opinión de los aficionados:
- La usurpación de la fama. Además de elevar la canción, el sample es un trampolín potencial para aumentar su número de streams a partir de un tema que ya ha obtenido el reconocimiento del público. El oyente recuerda haber oído el ritmo o el sonido en alguna parte sin que lo haya hecho perfectamente. Es una especie de doblaje de la nueva canción.
- La contribución creativa a la posteridad de la canción: la dosificación de la muestra / los nuevos motivos musicales ¿Es la muestra la que hace la pieza o la pieza la que valoriza la muestra?
Estas dos consideraciones son fundamentales y ninguna canción que incluya un sample puede escapar a este doble cuestionamiento.
Dominar el marco legal relacionado con el sample
Más allá de la opinión pública, que es capaz de criticar y denunciar algo sin juicio alguno, aquí debe prevalecer la ley. La cuestión es sencilla: ¿qué línea no debe cruzarse o arriesgarse a una acción judicial? Aquí pueden regir dos instituciones: la ley y la Sacem.
La ley se plantea en estos términos:
Toda representación o reproducción total o parcial realizada sin el consentimiento del autor o de sus sucesores es ilícita. Lo mismo se aplica a la traducción, adaptación o transformación, arreglo o reproducción por cualquier arte o procedimiento.
(Art. L. 122-4 del Código de la Propiedad Intelectual)
De este artículo se desprende que, si no existe una autorización previa del autor, está estrictamente prohibido reproducir un fragmento musical que no te pertenece. ¿Qué ocurre con la solicitud de autorización? Bueno, el proceso es bastante complejo si nos fijamos en lo que dice la Sacem. La Sociedad de Autores, Compositores y Editores de Música te da acceso a un directorio de titulares de derechos.
Sacem
Por tanto, el primer paso es solicitar estos contactos para comunicar a los titulares de los derechos de la muestra su deseo de integrarla en su producción. A continuación, se inicia un proceso de contractualización bajo la condición de un acuerdo de principio, por supuesto.
Existen cinco tipos diferentes de personas físicas o jurídicas que pueden ser titulares de los derechos de una obra: el productor, el editor, el o los compositores, el artista y los intérpretes. Crear contratos con estos cinco interesados puede ser una tarea imposible. Por ello, la Sacem advierte: «Hay que pedir autorización al editor de la obra». En general, es el editor, a través del contrato que mantiene con otras entidades, quien tiene instrucciones de proteger los derechos de autor debido a su misión comercial.
Utilizar samples fácilmente o incluso de forma gratuita ¡es posible!
Puedo ver que abandonarías leer este artículo hasta el final, desanimado por el planteamiento pecuniario, que puedes imaginar como pesado y costoso. No te preocupes: es posible tomar samples gratuitamente. Simplemente depende de tu ambición.
¿Te gustaría crear un «remix» de un clásico de referencia, contractualizada con visibilidad sobre el número de streams y los derechos de autor a pagar según la situación? ¿O prefieres producir una pieza que resalte tu estilo artístico, tu creatividad y tu capacidad técnica para que sea un producto que se corresponda con tus otros trabajos?
Si no quieres arriesgarte, hay miles de beats y otros samples gratuitos, o con licencia a través de suscripciones a plataformas como LANDR (pestaña «Samples») o Splice. Splice reúne beats y samples gratuitos, y también da acceso a packs con millones de samples y loops mediante una suscripción a 7,99 dólares al mes. En LANDR, la suscripción también te da acceso a un montón de samples, además de un servicio de masterización inteligente, plugins, distribución, etc. Todo depende de tu productividad, pero la inversión puede merecer la pena.
Si quieres aventurarte a samplear canciones más famosas para las que se requiere la solicitud de autorización, te expones a ciertos riesgos. Lo importante es conocerlos bien para poder controlarlos.
Los riesgos del sampling
En las producciones se utilizan muchos samples «gratis» sin licencia. A veces pueden encontrarse decenas de ellos en una misma pieza, de décadas, géneros y artistas muy diferentes. El riesgo que asumes como artista en términos de propiedad intelectual depende de dos factores:
- Tu grado de suerte. Una pieza puede caer en las manos de un editor potencialmente codicioso que no es capaz de escanear todas las producciones relacionadas con la música que posee.
- Tu capacidad para integrar la muestra en la canción. La muestra puede integrarse muy hábilmente en la música, con múltiples modificaciones vocales, rítmicas e instrumentales, de modo que el editor no tenga ni la voluntad ni la idea de iniciar un procedimiento judicial, a menudo largo y poco rentable para este último.
Así, es difícil no reconocer el plagio del If I Could Fly de Joe Satriani en el estribillo de Viva la Vida de Coldplay. El grupo de Chris Martin ha sido declarado inocente. Por lo tanto, enmascarar la muestra original es un elemento esencial si no se pretende utilizar un enfoque contractual previo.
Integrar con éxito la muestra en la canción
Hay una gran cantidad de técnicas de sampling, reconocidas y probadas en la historia de la música. El sampling no consiste simplemente en integrar un ritmo o un bajo en una canción preexistente. A menudo se trata de tomar un patrón del ritmo (no todo el ritmo) y formar un bucle a partir de este «sample». De ahí el origen del término «sample». Luego vienen los dos trucos más utilizados por los artistas: cambiar la velocidad y la duración del extracto original. Una nueva técnica que ha aparecido con la renovación de la música house es la del corte vocal, bien ilustrada por mi favorito actual.
Mi favorito actual: Respect de Bellaire
La canción sólo tiene 9 palabras y la cantó la diva del soul Aretha Franklin en 1967, retomando ella misma el título del éxito de Otis Redding, publicado en 1965. Este joven prodigio del French House, originario de Lille, se atrevió a enlazar fragmentos muy cortos cantados por Aretha, cortando las frases al ritmo del sintetizador con sonidos de tipo blues, acompañados de un ritmo muy house. Aquí tenemos una obra maestra de la muestra.
– Traducido por Betty Gonzalez Gray –
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